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El pirata negro



Esta es la historia de un muchacho negro que fue cazado por un grupo de esclavistas en su África natal y llegó a ser un temido pirata.

La historia-absolutamente verídica- fue contada en la taberna Mis Bony, en la Isla Tortuga, en el Caribe MI abuelo narraba con lujo de detalles lo que tantas veces viejos marinos contaran una y otra vez. He buscado información sobre un pirata negro, se lo menciona en varios cantos recogidos por un erudito francés, que recopiló gran cantidad de tradiciones e historias de aquellas épocas. Larchenon habla del Pirata Negro y da una acabada descripción de su fisonomía. Nos dice que a la edad de treinta años Cacha a bordo de su Goleta Rojo y Negro era el terror de buena parte de aquellas aguas. Corpulento, muy negro, de unos largos dos metros y un torso de puros músculos, producía terror el solo mirarlo. Vestía un corto pantalón por todo atuendo y un gran sable. Se dice que rengueaba por una descarga de un naranjero que logró arrancar buena parte de la pantorrilla. Cacha era temible. Muchas veces herido en combate seguía en pie sin una mueca. Sable en mano mataba a diez hombres con facilidad. Cuando abordaba otro barco primero mataba rápidamente a la tripulación y luego uno a uno, cada oficial caminaba por el tablón. Cacha previamente arrojaba a uno de los muertos para cebar a los escualos. Pueden imaginar que el solo ver la bandera de Cacha el horror de los marinos no tenía límites. Dicen que la bandera era un león y dos lanzas.

Muchos fueron los barcos atacados por Cacha, que logró una gran fortuna. Su historia se pierde en algún lugar hacia 1690 y tantos. Tal vez las fechas no sean exactas. Pero su fama legendaria, su figura altiva e imponente, su brazo fuerte y su voz como trueno crearon aquel dicho “Duro como Cacha”.

¿Pero cómo un negro pudo llegar a ser tan bravo en un mundo de blancos?  A veces la vida crea situaciones extremas en las que muchos perecen o se resignan, otros hombres llevan dentro el fuego sagrado de la fuerza sumado a una inteligencia única.

Cacha fue el hijo de Cachaca, que en dialecto Urzú significa “El asesino de leones”. Sí, su padre, fue jefe de una de las tantas tribus de lo que hoy es Gabón. Cacha fue raptado junto a varios jóvenes por una banda de esclavistas.

 Soportó el largo cautiverio en la Goleta del Capitán Shit. Un criminal que realizara viajes de ida y vuelta de África a América, descargando su botín humano.

Cacha supo que iba a escapar o morir en el intento, pero lo haría bien. Su padre lo dejó solo en la sabana, cerca de una manada de leones. Allí cobró con su lanza, un gran macho y se transformó así en Wichi “El hombre”. Cacha no conocía el miedo. Encadenado como todos a un duro camastro, estudió cada movimiento de los dos carceleros. Calculó tiempos contando el intervalo entre ola y ola que golpeaban el casco. Cuantos pasos daba cada hombre, donde colgaba las llaves que liberaban a los prisioneros por filas. Calculó cuanta gente estaba en cubierta por los taconeos. Hizo más mucho más. Midió con exactitud el movimiento para liberar a un prisionero, donde quedaba la daga. Practicó en las largas noches el movimiento justo, una y otra vez.

Cacha había visto que el gordo carcelero buscaba una muchacha por noche para saciarse. Entonces habló a su compañera y le explicó su plan. Cacha espero el sexto día Cada sábado se repartía licor a la tripulación. Esa noche el carcelero ebrio bajo a buscar su presa. Al lado de cacha la joven lo miró, mientras entreabría sus piernas…una fruta jugosa y negra…Cacha aguzó el oído. Todo silencio, el carcelero se agacho al lado de Cacha para liberar a la muchacha, se descuidó, en un solo movimiento la mano de Cacha tomó el cuchillo y le rebanó el cuello. Ni gritó. En silencio liberó solo a cinco hombres, no necesitaba más. Dejó durmiendo al resto. Dio órdenes precisas. Solo unos minutos después los borrachos tripulantes comprendieron el error. Solo uno estaba muerto, el primero, los demás despojados de sus armas aún conservaban la vida, solo por una razón. Cacha era en sí un genio.

Al día siguiente -ya todos liberados- Cacha expuso su plan y echó manos a la obra. Sabía que muchos días habían pasado desde su captura. Entendía con claridad que no sabía llevar el barco. Necesitaba a algunos de los hombres. Pero algo más ¿Cómo confiar en volver a su tribu? ¿Cómo hacer para no ser engañados? Fue Sencillo:

Buscó a un marinero y le abrió de un solo tajo el vientre, lo ató de las piernas y lo hecho al agua…esperando a los tiburones que seguían al barco. Ante la mirada aterrada de todos tomó al segundo marinero…vivo. Lo ató por la cintura y sumergió solo las piernas. Los gritos fueron terribles. Mató a cinco más. Así ganó la primear cosa: absoluto respeto. Ahora debía dar un paso más. Así que mientras todos maltrataban a la tripulación, solo tres hombres fueron cuidados y recompensados. El Capitán, el Timonel. Y quien hablaba algunas palabras el idioma de Cacha. Así convenció al Capitán que lo ayudara con sus armas a combatir a los vecinos de su tribu. Le habló de oro y otras cosas. Después del respeto puso la avaricia al alcance de aquellos “desdichados”. Finalmente aprendió a utilizar la brújula y comprendió las cartas náuticas.

¿Fin de la historia? No, Cacha vuelve con toda su gente a su aldea. Es un héroe. Aunque ahora ya no era el muchacho que tan solo un mes atrás fuera secuestrado.

Se preguntarán que pasó con el capitán, el timonel y el “traductor”, fácil, como se han dado cuenta no había oro. Fueron desollados vivos y finalmente sirvieron para festejar un muy sabroso banquete, aunque para Cacha la carne del capitán estuvo un poco dura.

El resto es historia











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