(Primer Premio Certamen de Literatura, Ciudad de Moreno Provincia de Bs. As.)
Cae el párpado del día y tus fibras
se estiran como elásticos de caucho reseco.
Te enderezas.
Un horizonte caliente destila tus
últimas gotas de sudor.
Tus manos, como todas esas rocas se agrietan.
Caminas con el eterno temor de mañana no estar otra vez bajo el sol,
Con esa visión de tu hijo sin pan.
Tus manos, como todas esas rocas se agrietan.
Caminas con el eterno temor de mañana no estar otra vez bajo el sol,
Con esa visión de tu hijo sin pan.
Con ese dolor de ser y no poder.
Con esa duda de creer y no ver.
Con esa duda de creer y no ver.
Hombre de acero que roes la tierra con
las uñas desechas.
Ser infinito. Universo de almas hecho carne, vive.
Ser infinito. Universo de almas hecho carne, vive.
¡Cómo quisiera ayudarte!
Aunque te rodeen dos brazos cada
noche y mires a los ojos de tu hijo y una voz pronuncie
suavemente tu nombre, en lo profundo de tu sangre, te duele. Te duele el grito, el sabor de la tierra que muerdes.
Maldices el sol que se enrosca en tus ojos y en tu piel.
suavemente tu nombre, en lo profundo de tu sangre, te duele. Te duele el grito, el sabor de la tierra que muerdes.
Maldices el sol que se enrosca en tus ojos y en tu piel.
Y todos esos interminables y cortantes
segundos que forman el día se aliarán hasta tu muerte.
Y ahora con la cara entre las manos
lloras, miles de gritos y de soles y de panes todos iguales, que entran día a día en forma de tierra por tus manos.
Te deshaces en mil pedazos cada noche.
Si, sufre hombre de acero, que el acero también se funde.
¡Pobre hombre del planeta tierra! ¿Qué
has hecho para que se clave así la saña en tu carne?
Y en tu encapotada noche (cuando las
estrellas brillen para otros) abraza a tu mujer y dile que tal vez
alguien en un lugar y en un tiempo, se levante y grite ¡El tirano ha muerto!
me encanta este poema
ResponderBorrarMuy bueno, es la realidad de muchos
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