El Scorpion
¿Quién encontró al submarino?
Resulta que El hombre que localizó los restos del Titanic,
reveló que el descubrimiento fue una operación encubierta para camuflar la
verdadera misión: encontrar los restos de dos submarinos nucleares de la Guerra
Fría.
Las autoridades navales deseaban averiguar cómo se habían visto afectados los
reactores nucleares después de estar sumergidos por tanto tiempo. Cuando el
oceanógrafo Bob Ballard encabezó en 1985 el equipo que identificó con precisión
el naufragio del trasatlántico, él ya había concluido su labor principal, que
era descubrir qué había pasado con el USS Thresher y el USS Scorpion. El
primero estaba pulverizado en el fondo en miles de pedazos y el USS
Scorpión, (hundido en 1968) "era como si una planadora le hubiese
pasado encima", dijo Baillard.
Durante la década de 1980 la flota de submarinos nucleares se redujo después
del acuerdo SALT II (conversaciones sobre limitación de armas estratégicas) y
una opción era hundir los reactores no deseados en el mar. El Dr. Ballard
explicó que las muestras que se tomaron de las secciones del reactor de ambos
submarinos mostraron que había poco riesgo para el medio ambiente proveniente
de la radiactividad. El científico recibió fondos para realizar dos
expediciones, una para encontrar los restos del Thresher en 1984, frente a la
costa este de Estados Unidos, y la otra para ubicar al Scorpion en el Atlántico
oriental. Como consecuencia de la búsqueda (secreta) de los dos submarinos
aparece nada menos que el Titanic .Esto me trae la idea del abismo y de la profundidad.
Del terrible momento en que tantos U Boats se fueron al fondo con todos sus
hombres.
Abismo es inmensidad en la noche oscura y negra del fondo marino, es soledad y
silencio eterno. La presión inmensa aplasta como un mazo cada centímetro
cuadrado. Y muchos hombres han quedado para toda la eternidad en el abismo.
Quiero imaginar, de alguna manera la idea de ir cayendo hasta el fondo. Ver el
profundimetro marcando, 10, 20 30, 40 metros y llegar a la línea roja 50
metros. Yo estuve allí. Claro que deportivamente, pero arriesgándome en aquel
descenso. Estaba buceando en un piso de 6 metros, de pronto una pared
vertical caía hasta los 50 metros. El agua estaba tibia y clara. Me deje
caer y llegamos al piso. Todo era gris. La visibilidad unos 7 metros. Me
arrodillé en el piso y pude ver a unos metros míos, el escalón que caía vaya a
saber a qué profundidad. Inmediatame comenzamos la subida.
Lo mio fue un juego, peligroso, pero divertido. Ahora quiero imaginar a todos aquellos pobres hombres que luchaban por su país. El estallido final. El agua entando brutalmente.
Donde quieran que sus huesos reposen, va éste mínimo homenaje a su temple y valor.
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