Cuando leo sobre las extraordinarias hazañas de
guerra realizadas por los U Boats, los míticos submarinos alemanes o Lobos
Grises, me llenan de admiración. Es que uno ha visto demasiadas películas y se
imagina mirando por el periscopio, con la gorra de capitán, visera hacia atrás,
calculando, y luego dando la orden. Primero un torpedo y luego otro, contando
los minutos y luego la gran explosión y la algarabía de los hombres.
En realidad incluso hoy, a bordo de un moderno
submarino, las condiciones de vida son terriblemente duras. Imaginen en aquella
época y en combate, encerrados durante meses en un tubo de acero, sin ver el
sol o respirar aire puro. Nada fue romántico, solo una terrible guerra donde de
un lado y del otro morían personas. Sí, la guerra es la peor de las tragedias,
pero permítanme un poco recordar una de las hazañas más grandes de un Lobo Gris.
El submarino U 47 llevó a cabo una tarea casi imposible. Durante la Oberación
Baldur, a cargo del Teniente Navio Gunter Prien llevó su nave al reducto inglés
mejor custodiado de las Isla Orcadas.
La base británica de Scapa Flow está
situada en una gran bahía de la isla Pomona, al norte de Escocia. Esta fría
bahía está protegida por numerosos escollos e islotes, muy cerca unos de otros,
impidiendo el paso. En los pocos canales que dan acceso a la bahía habían restos
de naufragios, minas y redes antisubmarinos. Desde esta base, la flota
británica controlaba el acceso al Mar del Norte y las rutas navales hacia el
Atlántico. Desde allí podían bloquear las rutas de abastecimiento
marítimo alemanas. Aparte de esa protección contra amenazas navales, el mal
tiempo y las densas nieblas que dominanban en el archipiélago de las Orcadas,
impidían que los aviones enemigos pudiesen volar a menudo hacia la base. En las
ocasiones en que los bombardeos enemigos tenían buen tiempo para atacar Scapa
Flow, una nube de cazas y de fuego antiaéreo les esperaba, impidiéndoles dañar
la base. Así pues la única forma de atacarla efectivamente era mediante
un ataque secreto submarino.
Ya en la primera Guerra los alemanes habían
mandando al U 116 a cargo del Capitán Von Henning, pero la suerte les jugó
una mala pasada, la base estaba vacía y chocaron con una mina, muriendo toda la
tripulación.
Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial el
plan de ataque a Scapa Flow volvió a convertirse en una neceesidad. Fue
diseñado por el jefe del “Abwehr”, u oficina de inteligencia, el almirante
Wilhem Canaris y por el almirante Carl Doenitz, jefe de la flota de submarinos.
Carl Doenitz era un experto marino que había estado destinado en varios
submarinos durante la Primera Guerra Mundial. Wilhem Canaris, además de ser un
gran marino, dirigía una efectiva organización de inteligencia, la cual usaría
para sacar el máximo de información sobre la base de Scapa Flow. Así que mandó
a un espía a vivir a Scapa Flow, para sacar toda la información
necesaria. Alfred Whering, un oficial de la marina, experto en
operaciones de inteligencia. Alfred había logrado un enorme éxito actuando como
espía en Francia, en la década de los años 20, se cambió de nombre y se
nacionalizó suizo. En 1929 pasó a residir en el Reino Unido. Después de varios
años viviendo en Londres, consigue nacionalizarse británico en 1932, a la
edad de 70 años. En 1933, y a petición del almirante Canaris, se traslada a
vivir a las islas Orcadas. Se hace "amigo de los pescadores" y
obtiene toda la información necesaria. Estos le cuentan de un punto por donde
podría entrar un submarino sin ser descubierto, el paso de “Kirk Sound”. Éste
se encuentra en la zona oriental de la base y es un estrecho y peligroso brazo
de mar. Posee tres barreras, pero la turbulenta corriente las ha separado,
permitiendo el paso de pequeños barcos. Así envía toda la información. El
destino había jugado su primera carta...
U-47 zarpó del puerto de Kiel con dirección
a Scapa Flow el 8 de octubre de 1939. Tras una navegación tranquila llegó a las Islas Orcadas el 13 de octubre y se ocultó, posándose sobre un
pequeño fondo marino de 90 metros de profundidad. El 14 de Octubre, y tras
conseguir traspasar el paso de “Kirk Sound”, el U-47 alcanzó la rada de Scapa
Flow.
Una vez dentro, Günter Prien esperó hasta
medianoche y avanzó a profundidad de periscopio. Buscaba algún blanco, al fin
divisó al acorazado “Royal Oak”, uno de los buques insignia de la armada
británica de 31.200 toneladas. Estaba anclado junto al transporte
“Pegasus”. Günter esperó que las patrullas de guardacostas pasaran y a las
00:58 horas, lanzó contra ambos buques los cuatro torpedos de proa. Pero un
torpedo no salió del tubo por un fallo mecánico e hicieron tremendos
esfuerzos para desactivarlo y sacarlo. Salieron tres torpedos, dos pasaron por
debajo del “Pegasus” y no hicieron explosión, el otro torpedo explotó contra la
proa del “Oak Royal”, pero su carga estaba en mal estado y la explosión no
logró daños. !Tanto trabajo y sin resultados! El U-47 dio media vuelta y lanzó
otro torpedo por el tubo de popa, tampoco hizo explosión. Prien ordenó
dirigirse al sur para cargar de nuevo los tubos de torpedos y atacar
nuevamente. Eran las 1:22 horas, el U-47 volvió al ataque, esta vez lanzó los
cuatro torpedos de proa contra el acorazado. Tres torpedos alcanzaron al
acorazado Royal Oak. Uno de los torpedos alcanzó la “santabárbara” del buque y
causó una tremenda explosión, ocasionando la destrucción total del barco que se dio
vuelta de campana y se hundió rápidamente. 833 marineros murieron, entre
ellos su capitán, el contralmirante Blagrove. Otros 300 pudieron
ser rescatados. La explosión alertó a toda la base. Prien aprovechó la
confusión reinante, los soldados pensaban que era un ataque aéreo, para
retirarse por el “Kirk Sound” y escapar.
El 17 de Septiembre de 1939, el U-47
ingresa al puerto alemán de Kiel. Günter Prien y su tripulación fueron
recibidos con todos los honores . Prien fue condecorado personalmente por
Hitler con la “Cruz de Caballero”, la mayor condecoración alemana. El almirante
Doenitz también fue premiado por el éxito y ascendido a contralmirante. Alfred
Whering, el espía desapareció de la zona.
Günter Prien se convertiría en
uno de los mejores comandantes de submarinos de la flota alemana, llegando a
hundir ocho barcos enemigos en su sexta patrulla. Tras hundir en su décima
patrulla otros cuatro barcos, el U-47 será hundido el 7 de marzo de 1941 por el
destructor británico “Wolverine”, muriendo su comandante y sus 45 tripulantes.
El ataque a Scapa Flow fue logrado por un
submarino de bajo costo, sin ser descubierto esto hizo que Hitler desarrollara
la flota de submarinos y ordenara al almirante Raeder atacar son sus submarinos
a los convoyes mercantes que abastecían Gran Bretaña por las rutas del
Atlántico. Esta decisión fue muy importante. En poco tiempo Gran Bretaña
perdió miles de toneladas de suministros y vio muy limitada su capacidad bélica
hasta la entrada de EEUU en la contienda.
Una hazaña extraordinaria en los tiempos en que
los hombres se enfrentaban con el solo objeto de destruirse. Me pregunto ¿algo
ha cambiado acaso? ¿No existen decenas de guerras creadas con la única
finalidad de apoderarse de los recursos de otros países, inventando monstruos
donde no los hay? ¿No se crean otras guerras para solo vender armas? ¿Quién
llora por los cientos de civiles muertos a manos de las "naciones
desarrolladas"? ¿Quién levanta la voz por el drama africano?
Nunca una guerra será algo deseado, pero antes,
aunque brutales, en algún momento se terminaban. Luchaban países contra paisas,
ahora son guerras continuas. Como si fuese una película vista mil veces, el
poder económico las mantiene vigentes.
De todas formas aquella epopeya de Günter Prien y
sus hombres quedará en el recuerdo de las acciones de guerra más
extraordinarias.
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El ataque más famoso de un U -Boat
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