Todas las hojas son hoy del viento, que corretea indiferente
entre las calles vacías.
Mi viejo barco ahora amarrado a su muelle soporta la lluvia
lenta en estas tardes grises.
Sueña con los cálidos días de soles y gaviotas, espera
cansinamente….
Camino en estas costas calladas, camino buscando la luz ya
perdida.
Imagino una mañana luminosa, tu mano en la mía. La
profundidad inmensa de tu alma en los ojos claros, tu boca sonriéndome.
Sueño en las noches solitarias con una canción dulce en que
me nombres. Con un simple sí.
Un aire frío se abre entre mis ropas. Las gentes ya dejaron
las calles. Las sombras de las luces, ahora largas, se desparraman sobre el
asfalto mojado.
Cierro los ojos y la imagen llega instantáneamente, te veo
corriendo descalza en la playa sonriendo hacia mí. Abro mis brazos, grito tu
nombre generoso que se alza en el aire como una gaviota rozando el aire con
ternura.
Te escucho en el silencio único, en esos momentos de sutil
belleza, cuando todos los demás sonidos no importaban y solo tu voz como una
nota perfecta me alcanzaba.
Quizás lleguen momentos de una simple pero inmensa caricia,
tan fundamental y definitiva como la vida misma, tan necesaria como el agua que
se escapa de entre los dedos. Entonces, cuando el momento llegue, cerrare
suavemente mis manos para tomar las tuyas y partir entonces en la sencilla y
profunda necesidad del encuentro, para caminar uno al lado del otro, en la
felicidad de saberse juntos
Muy lindo y tierno
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