Les digo que aquella noche el cielo refulgía intensamente
por las incontables estrellas. El lago muy quieto mojaba la sombra de aquellos
infinitos ojos. El marco fue perfecto, sin brisa, con una luz difusa, que
el cielo derramaba con exacta intención. A lo lejos los árboles fueron
testigos. Aún me llega a través del tiempo el perfume de aquella foresta, llena
de misterios y de presagios. Sí, estuve allí aquella noche. Cómo decirles
que aquel Ser de pesadilla estuvo tan cerca. Claro, claro no es fácil
aceptarlo, pero es así, están los hechos, las pruebas irrefutables...las fotos
y hasta las filmaciones que Luis grabó con fanática determinación. Todo es
tan espantosamente claro. No podemos guardar esa experiencia sin transmitirla.
Bueno, ya los veo a todos tan expectantes. Vamos, vamos Silvia no pongas esa
cara y vos Ana no supliques con esos hermosos ojos, para que todo sea mentira,
no, no hay farsa. Solo un Ser que creyó en otro distinto, en mí, que
empuñaba terriblemente asustado una escopeta. Sí yo temblaba sin poder dominar
estúpidamente mi miedo, mientras la criatura abrió sus inmensos ojos del
color de la noche y estiró sus…manos, no manos en el sentido humano,
más bien garras, posiblemente a aquellos apéndices tuviesen las mismas
funciones. Esa cosa me miraba, quería comunicarse, lo intuí de inmediato. Mi
miedo y lo que es peor mi aversión crecían. Pero ese Ser no expresaba temor,
aunque para él nosotros empuñáramos extraños y peligrosos aparatos. Vamos
Silvia, no te levantes aún falta lo….bueno déjame seguir estoy
desesperado, mi horror no tienes límites y mi única certeza de cordura es que
ustedes me escuchen, por favor no soy un ogro, el miedo, el miedo es
el temor a lo desconocido, al futuro incierto. Nuestra muerte, la vida misma,
algunos ojos que nos contemplan con preocupación en nuestro atribulado sueño. Sí
Ana la vida misma nos llena de tristeza y temor por lo que aún no sabemos, pero
también por lo pueril de nuestras acciones, por la mezquindad, por los que
necesitan y no nos importa.
Existe un profundo pozo en el que nos sumergimos cada noche,
en eso que llamamos sueño, pero quizás estemos entonces en un plano diferente
y toda esta vigilia sea una ilusión. Hay profundas cavernas en nuestro espíritu
y viles actos de nuestros cuerpos que no comprenden, que nos hunden en el
barro. A veces pequeñas acciones muestran nuestra verdadera naturaleza, desviar
la mirada de un chico que necesita y nos pide ¿qué culpa tiene?
Algunos sabemos que el sistema es perverso, que ya no
necesita de sus esclavos y que millones de seres están ahora olvidados y
dejados a su suerte. Sabemos que el mismo principio democrático es el único viable y
a pesar de ello el voto mismo es dirigido y las mayorías -que creen que
eligen- son usadas sin piedad por las propagandas. Entonces nosotros, desde
nuestra precaria comodidad somos inmensamente viles, por callar, por otorgar y
en última y pobre instancia por no extender un simple mendrugo al
necesitado. Sí, son actos miserables, no solo es malo el gran asesino. A
ver vos Luis, ¿qué harías con un policía que reprime salvajemente a un
hombre que solo pide por sus derechos cercenados y vos Ana, acaso no dijiste
una vez que no te detendrías frente a un torturador y harías justicia
matándolo? Sí, el alma humana es capaz de actos sublimes, pero también nos
lleva la mayoría de las veces a la desgracia.
Aquel Ser estuvo mirándonos largo tiempo y finalmente se
sentó frente al fuego que iluminaba el campamento. Su proceder nos desconcertó,
también nos sentamos, pero no dejé de apuntarle con mi arma A mi mente
comenzaron a llegar infinidad de imágenes y preguntas y tal vez comprendió que
esperábamos otro tipo de comunicación, entonces un sonido agudo, sibilante
surgió de aquella especie de boca que se movía con dificultad, hablaba un
monocorde inglés. Tuve la sensación que alguna máquina traducía cada palabra.
Entonces comprendí la inmensa ignorancia en que estábamos. Todas las preguntas
que querríamos hacerle. Lo aceptamos como superior y casi sin entenderlo nos
comunicábamos. No hay duda que miles de años nos separaban y a pesar de todo
las preguntas y las respuestas fluían en mi mente con desesperación. Asimilé
cada uno de sus sibilantes siseos.
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¿Vos Ana que preguntas harías? Seguramente muchas. Hoy puedo
decirles asombrada infinidad de respuestas y todas son terribles. ¿Aún quieren
escucharlas? ¿Quieren perder la inocencia o mejor dicho la esperanza de este
mundo corrupto? Vamos Silvia tiembles, las puertas del infinito se abren ahora
ante tus ojos, ya nada volverá a ser igual. ¿Qué es Dios? ¿Acaso hay alguna
entidad que sufre por las desgracias terrestres?, ¿o por el contrario Dios no
existe y todo está estúpidamente justificado y nada importa? ¿Cómo explicar el
sufrimiento y la muerte de un niño? ¿Cómo entender la muerte de un muchachito
torturado y violado por un escuadrón policial? ¿Qué justifica la espantosa
soledad humana? ¿Quién puede darse cuenta como el poder oscurece las mentes de
los votantes? ¿Piensan acaso en la feroz propaganda dirigida a que las
masas piensen solo lo que ése poder quiere que se piense? ¿Cuál es nuestra
posibilidad?, ¿acaso la hay? ¿Y nuestras enfermedades?, ¿nuestros miedos,
nuestras esperanzas? ¡Cuántas cosas por saber! Tanta amargura en este pequeño
planeta nuestro, perdido en el vacío del espacio y en la inmensidad del
tiempo.
Y el Ser habló una melopea y dijo: Humanos Dios es similar
en nuestra civilización, Dios es una esperanza, pero solo eso, no hay
justificación, ni consuelo para cada sufrimiento, para un ser pequeño que se
enfrenta solo y sin culpas a su propia muerte. Ustedes están solos, las
distancias extremas del Cosmos impiden toda comunicación. Es una Ley y así
debe ser. Estoy aquí por un error espantoso de nuestros científicos, pero éste
viaje no podrá repetirse y moriré aquí en su planeta. No tiene
importancia mi procedencia, mi planeta ya no existe. Toda nuestra civilización
sucumbió, nuestra cultura y los avances inmensos son historia olvidada e
irrepetible. Ustedes solos deberán subsistir o perecer, enfrentarse a
ustedes mismos. Solo sus gentes tienen el poder de derrotar a los burócratas
que manipulan mentes y guerras. Solo ustedes. Dios solo es una vana esperanza,
incluso aunque Él sea el creador del Universo, en toda nuestra vida eso no
tiene significación. Pero ante el dolor y la desesperación, esa esperanza es
maravillosa.
El polvo borrará cada hueso, cada estrella brillará por
última vez y no habrá nadie para llorar el último día. Esa es la realidad
única, los muertos no lloran. Solo el breve paso por la vida vale para mirar la
alegría que nos da la luz. Cambiar un sufrimiento, tender una mano. Para
no despreciar a aquellos que el poder compra por unas monedas de
diversión o por unos mendrugos de pan. Ellos no saben lo que hacen, enséñenles.
Uno puede elegir particularmente, pero las masas no pueden hacerlo. La
brutal fuerza de la información dirigida debe se aborrecida y destruida, solo
serán libres cuando comprendan eso, duden de todo, de cada cosa que les
digan. Duden.
El Ser se calló.
Aún no sé si lo escuché o si todo aquello llegó a mi mente
directamente. Nos miramos largamente, mientras mis manos se crispaban en el
arma. Luis estaba horrorizado, todo nuestro mundo, nuestras estúpidas certezas,
se fueron, se evaporaron, aquella cosa nos martilló sin piedad el cerebro, porque
supimos sin lugar a dudas que todo era cierto. Ni Dios ni demonios, solo una
extensa telaraña de farsantes, de políticos que nos llevan de las narices a
utopías, nos inducen, nos corrompen, nos idiotizan, nos hacen creer en la
libertad. Un eufemismo, una estúpida creencia como tantas otras. Y cuando
el grado de idiotez colectivo llega al clímax nos meten en una guerra o en
otra catástrofe similar. Y morimos, grandes, viejos y niños,
burdamente, creyendo que elegimos. ¡Dios mío!, Ven otra vez estoy hablando de
Dios, pero, ya no más.
Finalmente, el Ser se levantó, mientras detrás de
la foresta, la luna inmensa recortaba su silueta. Parecía irradiar un cansancio
eterno, eones, apocalípticos viajes por el helado vacío espacial, mundos
destruidos. Sí, sus ojos miraban más allá de mí y del bosque y de ese lugar
extraño. Quizás tuvo compasión por nuestra pobre situación. ¿Qué podríamos
esperar nosotros? El ya no tenía futuro y había experimentado todo el
sufrimiento, que quizás nos faltara.
El fuego comenzó a crepitar y las chispas se alzaron. La
brisa aumentó y un torbellino de hojas y polvo nos envolvió. Miles de
imágenes enloquecidas pasaron por mi mente, viejos templos en Tebas, hace miles
de años, civilizaciones basadas en la religión y la
eternidad, los albores inciertos de tribus, hombres a caballo con lanzas y
fuego, terror, hordas, déspotas, guerras, niños perdidos, tormentas, suplicios,
mares inmensos alzados con furia, tigres muriendo, selvas arrasadas, plásticos,
fuegos infernales creados por nosotros, Eones, miles de años todos juntos,
hombres corriendo en un caleidoscopio , saltando de una época a
otra reyes, iglesias, máquinas que intentan llevarnos a las
estrellas y terminan lanzándonos a la inexistencia. Soles girando una y
otra vez, cielos azules volviéndose marrones, grises y negros. Toda una caótica
estupidez. Raptos de heroísmo, hombres buscando razones para soportar
tanta crueldad y pereciendo por ello. Lo vi todo, todo y finalmente
comprendí aterrorizado que todo podría ser distinto. Solo comprendiendo.
El viento gritaba furioso, volví a mirar sus ojos y disparé.
El disparo tardó mucho en llegar hasta el Ser, en cámara lenta él me sonreía, dándome las
gracias dejándome solo y sin caminos. Finalmente abrió aún más sus ojos y
con el pecho destrozado cayó de rodillas. No dijo nada, solo me miraba,
extendió su mano y no tuve valor para darle un poco de amor. ¡Amor! casi
lo había olvidado!, fueron sus últimas palabras, la clave, la esencia, el
principio y el fin, el todo, la causa, la excusa, la esperanza que se llama de
otro modo., La razón misma de todas las cosas, de un hombre, de una planta y de
una piedra, que se ama por su belleza, que finalmente es lo mismo.
Ese ser moría y en sus ojos estaba la paz y la clave.
Yo lloraba y maldecía, queriéndome convencer que el disparo había sido un error.
Quería seguir creyendo, pero no pude.
Sí, Silvia, estás llorando porque es verdad y aun no
creyendo una sola palabra de todo esto, en el galpón está el cuerpo destrozado
de ese Ser maravilloso. Es horrible, pero también hermoso porque nos iluminó y
nos eligió para ello. Nos acercó nuestros defectos, nuestros temores y ahora ya
no podemos tener más miedo, ya no, que cada cual, que cada uno de nosotros
calle esta noche para siempre y aflore en cada uno de nosotros al menos un poco
de amor.
El relato me llevo al bosque y lugar que el escritor nos dibuja tan bien, me gusto
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