Hace un siglo, entre la noche del 14 al 15 de abril de 1912,
el mar del norte se encontraba tranquilo. La mayor creación del hombre, el que
quería ser el Titán de los mares se fue a pique. Así la naturaleza nos demostró
una vez más que la soberbia no es buena compañera.-
No voy a enumerar la larga cadena de errores que se
cometieron para lograr el naufragio. No fue el mar, solo la desmesurada
estupidez humana. Y un buen iceberg en una noche oscura.
Cuando recuerdo al Titanic (que no es el mayor desastre
marino), pero obviamente el más famoso, pienso, en una palabra: SUEÑOS.
Aquellos desdichados que abordaron el camino hacia su muerte, esperando una
vida menos dura en América. O los acomodados que imaginaban como gastar mejor
su dinero. Como sea todos soñaban, tenían esperanzas, ambiciones y deseos. De
todas las historias del Titanic (tantas como pasajeros), hay una que me ha
cautivado y es la de Edgardo Andrews, el único argentino que murió la
catástrofe.
Edgardo Andrew nació el 28 de marzo de 1895 en 'El Durazno',
una estancia 10.000 hectáreas, en la provincia de Córdoba,
Argentina. El Mayordomo fue el padre de Edgardo, Samuel Andrew. Había
llegado de Inglaterra en la década de 1870. Junto a su mujer tuvieron ocho
hijos. El Mayor Silvano y el benjamín Edgardo.
En otra estancia cercana, se establecería otra familia
inglesa, los Cowan, Su hija Josey, tendría una relación muy cercana con
Edgardo.
Silvano estudió ingeniería naval y se especializó en
máquinas de vapor. Se incorpora a la Armada Nacional. Es enviado a los Estados
Unidos. Va a supervisar junto a otros, la construcción de los 'Dreadnoughts'
argentinos. Primero el Rivadavia y luego el acorazado Moreno.
Silvano conoce a una viuda rica. Lo incita a abandonar la
carrera naval y a ocupar un cargo directivo, en una de sus empresas, que
proveía al Departamento de Defensa de los Estados Unidos.
Edgardo se encontraba en Inglaterra. Era normal que las
clases medias rurales inglesas, enviaran a estudiar a sus hijos. Edgardo recibe
una carta de su hermano invitándolo su boda y ofreciéndole trabajo a su lado.
La boda sería el 27 de abril de 1912. Edgardo admiraba a su hermano,
lo consideraba como una figura paterna, ya que se ocupaba de su educación.
Debido a una huelga de carboneros, la White Star Line
canceló el viaje del 'Oceanic', en el que debía partir Edgardo, al igual que
los de otros dos transatlánticos de la compañía, el 'Majestic' y el 'New York';
con el objeto de proveerle todo el carbón disponible a su rutilante estrella,
el 'Titanic', cuya partida era impensable postergar dada la gran expectativa
mundial que se había creado en torno de su viaje inaugural. Si esperaba al fin
de la huelga no llegaría para la boda. Así saca pasaje en segunda clase, en el
Titanic.
Había recibido una carta de Josey, ella llegaría a
Inglaterra y no podrían encontrarse, después de muchos meses sin verse.
Dos días, antes de la partida, en un mar de emociones, con
sus 17 años, le escribe a su querida Josey una estremecedora carta: "No
puede imaginarse cuanto siento el irme sin verla y tengo que marchar y no hay
más remedio..."
Vemos el contraste entre la inmensa felicidad que
sentía Edgardo y la frustración ante la imposibilidad de materializar sus
planes. Los momentos que podría haber compartido con Josey se le escaparían
para siempre.
Y sigue: "Cuando recibí en su primera carta...
-continúa escribiendo el joven Andrew- ...en donde me decía que pensaba venir a
esta, estaba tan contento con la noticia que no podía pensar en otra cosa, y
hacía cada programa... pero desgraciadamente mis anticipados programas no llegarán
a realizarse."
"Realmente parece increíble que tenga que irme unos
cuantos días antes de su llegada, pero que hacerle, tengo que marchar."
Y escribe los más terrible: "Figúrese Josey que
me embarco en el vapor más grande del mundo, pero no me encuentro nada de
orgulloso, pues en estos momentos desearía que el Titanic estuviera sumergido
en el fondo del océano."
Sin duda, representaba una metáfora contundente para el día
en que la escribió, pero se transformaría en una realidad devastadora una
semana después. Edgardo jamás imaginó que, de la manera más implacable, su
deseo le sería concedido.
Llegada la hora de almorzar, le fue asignada una mesa que
compartió con Edwina Celia Troutt, quien sobrevivió y se convirtió en una de
las fuentes más valiosas para los historiadores, una vivaz
ex-maestra de 27 años, de Bath, Inglaterra; y con Jacob Milling, un
empresario de 48 años.
Al atardecer del 12 de abril, el frío reinante hizo que los
pasajeros buscaran el calor del barco. La noche estaba oscura y el fríamente
calmo.
Una vez que el Titanic roza el hielo y comienza el caos, Edgardo
se había encontrado con Milling y, un momento más tarde, ambos fueron
embestidos por Winnie, que se veía visiblemente perturbada.
"¿Cuál es el problema, Señorita Troutt?... ¿Qué
significa todo esto?" preguntó Milling.
"Una muy triste despedida para todos nosotros... Este
barco se va a hundir "contestó desconcertada.
"¡Imposible!" río Edgardo. El, como muchos
otros pasajeros, había subestimado la real dimensión del hecho.
En un último acto de cortesía, Edgardo le cede su salvavidas
al Edwina, que no tenía el suyo.
Edwina siendo soltera quiso dejar su lugar a otro. Alguien
le puso un bebe en los brazos y sube un a un bote.
Mientras su bote se alejaba lentamente del gran
transatlántico, presencia momentos de hondo dramatismo, al contemplar la visión
casi surrealista del naufragio en medio de los gritos desesperados de quienes
intentaban asirse a sus últimos instantes de vida, condenados por las mortales
dagas de un mar congelado.
Así Edgardo Andrew se convierte el único argentino en
morir en el naufragio más famoso de la historia. Tres cartas llegaran mucho
tiempo después. Una su familia, otra Josey una tercera a un amigo.
Sueños, algunos imaginan una vida mejor, otros
con un inútil y fugaz poder, pocos con hacer buenas obras y pensar en los
demás. Pero inexorablemente llega el día del naufragio y entonces todos, desde
el mendigo hasta el rey, somos iguales. La muerte nos muestra nuestra igualdad.
100 años del Titanic. No olvidemos que la mar es una gran
señora a la que no hay que faltarle el respeto.
Impactante historia que nos acerca al gran naufragio
ResponderBorrarhttps://www.youtube.com/watch?v=fNpJXwzxNbw
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