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Un viaje en el tiempo





Vamos a hablar de descubrimientos, de genialidad, de aventuras y misterios tratando de vernos a nosotros mismo en el final del camino.

 

 

 

¿En qué momento el hombre flotó por primera vez sobre el agua?, Quizás se aferró a un madero para cruzar un río. Podemos imaginar la visión del horizonte, creyendo que allí se acababa el mundo. Pero también la sensación de inmensidad y de pequeñez ante la inmensidad del mar, afligió seguramente a esos hombres. Es claro que en un planeta donde las tres cuartas partes son océanos el no pudo hacer otra cosa que hacerse a la mar. Por ello la navegación es tan antigua como el mismo hombre. En los albores de la historia, allá en época de los Sumerios, luego los egipcios, los griegos, la mayoría de las culturas del mediterráneo produjeron inmensas flotas de guerra y comerciales. Más acá conocemos el desarrollo marino en las conquistas de África, mejor dicho, en la devastación del África, India y de nuestra América.

El Hombre se hizo a la mar, por distintos motivos, necesidad, gloria, avaricia, aventura, etc. Hoy hemos empezado otra navegación mucho más lejana, el espacio cercano. Imaginémonos en nuestro velero saliendo del puerto y navegando hacia mar abierto…hacia Europa.  Pronto estaremos solos sabiendo que días y semanas nos separan de la costa Entonces sentiremos lo enorme e inconmensurable soledad del océano, nuestro desamparo ante fuerzas desbastadoras, sin embargo…usemos nuestra imaginación, por arte de magia ya no estamos en nuestro barco, ahora subimos hacia el espacio, diez mil, treinta mil trescientos mil metros, ahora el mar solo es una pequeña mancha. Luego la tierra antes inmensa, ahora es un pequeño punto azul perdido entre la inmensidad y la eternidad, flotando, girando, moviéndose a velocidades enormes, de alguna manera todos estamos navegando en ella por el espacio. Así que todos somos finalmente navegantes (a propósito de aquellos que dicen –a mi dejame en el suelo ni loco me subo a un barco), es curioso, es nuestro barco a la fuerza.  La visión de la tierra desde el espacio es sobrecogedora, pues nos da –si sabemos verlo- la exacta dimensión de nuestra fragilidad. Ante esa perspectiva cósmica todas las preocupaciones humanas parecen ínfimas, incluso frívolas. Para cualquiera el mar es enorme sus fuerzas pueden ser titánicas, pero piensen entonces lo que significa ser grande, pero a la vez un punto. Y ese punto es nuestra única morada. Esto induce a considerar que la fragilidad de nuestro entorno está directamente relacionada con nuestro actuar. El océano del cual venimos no es infinito ni indestructible, es nada más y nada menos que un montón de agua guardada tal vez por una razón en un pequeño planeta azul. Todos estos pensamientos van más allá, en nuestro barco la tierra que vaga en el frio espacio, todas nuestras peleas, nuestras guerras, nuestras ilusiones, toda la historia humana no son más que palabras. Los continentes, los mares, todo, solo polvo. Lo extraordinario, lo que nos asombra es que nosotros somos el resultado final de la evolución. Estamos pensando, sintiendo y acaso comprendiendo la naturaleza que es el todo.

Dicen que hay tres clases de hombres, los vivos los muertos y los que navegamos….

 

Nosotros amamos el mar y sabemos, sobre todo con esta visión galáctica, que el único lugar donde podemos sobrevivir, es en nuestro propio barco que es nuestra Tierra. No hay otro lugar donde ir.

Veamos ahora cuando se descubrió que la Tierra es un mundo pequeño. Se llevo a cabo en el antiguo Oriente, en el siglo III AC Vivía allí en Alejandría un hombre llamado Eratóstenes, fue astrónomo, historiador, geógrafo, filósofo y también director de la biblioteca de Alejandría. Un día leyó un papiro que decía que Siena, cerca de la primera catarata del Nilo, a mediodía del 21 de junio un palo vertical no proyectaba sombra. En Alejandría en el mismo momento proyectaba un palo una sombra pronunciada. Sombras y palos, para otros no habría importado, pero Eratóstenes era un científico e investigó. Se preguntó a que se debía que en lugares distantes a la misma hora se proyectara una sombra y en otro no. Pensó si los rayos del sol vienen desde lejos y la tierra es plana o se proyecta sombra por igual en ambos palos o no hay sombra. Entonces si hay diferencias es porque la tierra es esférica y no plana. Ahora bien ¿cuál es su tamaño? A fin de no aburrirlos les cuento que la distancia entre Alejandría y Siena es de 800 Kms ( la hizo medir por un hombre caminando) Comprendió que a mayor curvatura terrestre más serían las longitudes entre las sombras .La diferencia en las longitudes de las sombras hacía necesario que la distancia entre Siena y Alejandría fuera de siete grados a lo largo de la superficie terrestre Siete grados es una cincuentava parte de los 360 grados, sabía que la distancia entre las dos ciudades era de 800 kms por cincuenta dan los 40.000km, esa es la respuesta correcta, las únicas herramientas de Eratóstenes fueron palos, ojos, pies y cerebro.

Muchos navegantes luego de este descubrimiento intentaron grandes viajes en sus diminutas embarcaciones. Sabemos que navegaban por estima y a vista de costa. En un océano desconocido podían determinar la latitud, pero no la longitud observando cada noche las constelaciones ¿Qué historias de audacia y aventuras debieron llegar a contarse mientras los navegantes y marineros, hombres prácticos ponían en juego sus vidas dando fe a las matemáticas de un científico de Alejandría?

Eratóstenes decía que a no ser por el obstáculo que representa la extensión del océano Atlántico, podría llegar fácilmente por mar de Iberia a la India. Es muy posible que en las zonas templadas haya tierras habitables y habitadas.

Así el hombre empezaba a aventurarse a otros mundos. La exploración de la Tierra fue como sabemos una empresa mundial. Viajes de ida y vuelta a China y Polinesia. La culminación fue sin duda los descubrimientos de Colón. El primer viaje de Colón está relacionado con Eratóstenes. Estaba fascinado por lo que llamaba la Empresa de las Indias, un proyecto para llegar al Japón, China e India no por la costa del África y navegando hacia el oriente, sino como había dicho Eratóstenes del mar de Iberia a la India. Colón había sido un vendedor ambulante de mapas viejos y un lector asiduo de libros escritos por antiguos geógrafos. Para que la empresa de la Indias fuera posible, para que las naves y tripulantes sobrevivieran al largo viaje, la Tierra tenía que ser más pequeña de lo que Eratóstenes había calculado. Por lo tanto, Colón hizo trampa con sus cálculos, como indicó la Universidad de Salamanca que los examinó. Utilizó la menor circunferencia posible de la Tierra y la mayor extensión hacia el este de Asia que pudo encontrar en todos los libros de que disponía, y luego exageró aún más esas cifras. De no haber estado América en medio del camino, las expediciones de Colón habrían terminado en un verdadero fracaso.

 

 

 

VARIOS MISTERIOS

 

¿Cómo es posible que mapas de los siglos XVI al XVIII detallen con precisión milimétrica el continente antártico, que no fue descubierto hasta 1818? Y lo que es más, ¿cómo se explica que esos mapas lo dibujen sin hielos, cuando hace 6000 años sus costas están literalmente congeladas. Los cartógrafos los tienen así de claro: ellos copiaron sus mapas de cartas de navegación diseñadas en la oscura noche de los tiempos. Pero ¿por quién?

 

 


A principios de los años treinta, durante una inspección de los fondos del antiguo palacio imperial de Topkapi, en Estambul, se descubrió un viejo mapa pintado sobre piel de gacela en una polvorienta estantería de madera. Pronto se supo que el mapa en cuestión fue diseñado en 1513 por un almirante de la flota otomana llamado Piri Reis. Este hombre, un navegante de reconocido prestigio en su época, dibujó con extraordinaria precisión las costas atlánticas de África, la Antártida, España y Sudamérica sobre aquel pedazo de piel. Y lo hizo tomando los datos necesarios de un buen número de mapas antiguos cuyo origen nunca ha llegado a esclarecerse.

Pese a la extraordinaria precisión geográfica que demuestra ese mapa, tuvieron que pasar casi tres décadas hasta que un profesor de Historia de la Ciencia de New Hampshire (Estados Unidos) se interesara por él. Charles Hapgood – el profesor en cuestión – no tardó en poner en manos del Escuadrón de Reconocimiento Técnico de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF), encargado de la cartografía militar norteamericana, una copia del mapa del Almirante Reis con la intención de comprobar la precisión de sus contornos. El 6 de Julio de 1960, el teniente coronel Harold Z. Ohlmeyer redactó sus conclusiones. En ellas admitía que la costa antártica que representaba el mapa tuvo, forzosamente, que "ser cartografiada antes de que fuera cubierta por la capa de hielo". Y añadía que, en nuestros días, "la capa de hielo en esta región tiene más de un kilómetro de grosor".

Las precisiones del teniente coronel despertaron todas las alertas de los científicos. Tal y como Hapgood no tardó en calcular, las regiones antárticas cartografiadas por Reis estuvieron libres por última vez de hielos hace al menos... ¡6.000 años! Esto es, varios siglos antes de que -según la cada vez más malherida arqueología ortodoxa- surgieran los primeros vestigios de la cultura egipcia en el delta del Nilo. Y es que, si en el 4.000 a.C. no existía "oficialmente" ninguna civilización desarrollada sobre el planeta, ¿cómo pudo haber alguien que cartografiara esas regiones hace tanto tiempo? Y lo que es más, ¿tan antiguos eran los mapas en los que se basó Reis para confeccionar su hoy famosa carta marina?

Por fortuna para nosotros, el Almirante Reis lo dejó bien claro: él no "inventó" su mapa, sino que se limitó a copiar varios otros mapas antiguos a los que había tenido acceso en la Biblioteca Imperial de Constantinopla. Según el profesor Hapgood, muchos de los mapas custodiados en el siglo XVI en ese recinto habían llegado hasta allí gracias a marineros fenicios. "Tenemos evidencia -asegura Hapgood – de que éstos los consultaron y estudiaron en la gran Biblioteca de Alejandría (Egipto) y que esas compilaciones fueron hechas por geógrafos que trabajaron allí". Tampoco hay que perder de vista que, durante la Tercera Cruzada, los venecianos asaltaron Alejandría y muchos de los marineros de ese puerto italiano comenzaron a manejar mapas de precisión justo a partir del año 1204.  

Un "pequeño detalle", denunciado hasta la saciedad por el científico espacial francés Maurice Chatelain (que falleció, por cierto, recientemente en California), tiende a asentar esta tesis. Según Chatelain, la deformación que presentan las líneas de costa en el mapa de Piri Reis obedece a que esta carta "representaba una proyección plana de la superficie esférica de la Tierra tal y como podría ser vista hoy por un astronauta situado a una gran altura sobre Egipto". Efectivamente. Una foto de satélite tomada a 4.300 kilómetros sobre la vertical de El Cairo mostraría, exactamente, esa deformación de las costas... lo que ha permitido a científicos de la talla de Chatelain suponer que el mapa de Piri Reis es, en verdad, una copia de enésima generación de un mapa antiquísimo realizado desde la vertical de la moderna ciudad de las pirámides de Gizéh.

Sea como fuere, la precisión del mapa de Reis no se detiene ahí. El Almirante turco ubicó en su longitud y latitud correctas Sudamérica y África. Empresa, por cierto, nada fácil si tenemos en cuenta que hasta el siglo XVIII nuestros marineros no pudieron calcular con precisión las longitudes, al carecer de cronómetros que ofrecieran márgenes de error de pocos segundos.

Como vemos tenemos más preguntas que respuestas, pero un solo cariño el deseo de inmensidad en un mundo encerrado en ciudades, apegado a creencias impuestas, a valores éticos dejados de lado, a carreras para llegar a ningún lado. Finalmente diremos que los navegantes intentamos disfrutar del mar y el viento, ampliando nuestros horizontes expandiendo nuestra mente y sintiendo sin lugar a dudas que somos parte de eso que llamamos naturaleza.

1 comentario:

  1. Pasa que los que se adueñaron de "la verdad" en su afan de dominar, escondieron celosamente la existencia de un pasado en donde convivieron "dioses" y hombres floreciendo civilizaciones muy avanzadas como la Atlántida de Platon y quien sabe cuales otras. Entonces mañosamente elaboraron una falsa historia al mas puro estilo Orwelliano, la historia oficial, en donde los buenos son malos y los malos son buenos y además son los dueños de la verdad.

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